martes, 6 de octubre de 2009

El nuevo lumpen de moda

Así como tuvimos a los secuestradores express, a los maltratadores de abuelitos o a los motochorros, hoy tenemos entre nosotros una nueva amenaza a nuestra integridad física y económica: los cuidacoches.

También conocidos como “trapitos” (como si al médico le fuéramos a decir estetoscopito, o al mozo bandejita), los cuidacoches fueron los protagonistas de los episodios violentos de la semana. Todas situaciones similares: conductor que estaciona en la calle, cuidacoche que exige dinero, conductor que se niega, cuidacoche que enfurece, rompe todo, lastima a conductor, caos total. En fin, civilización vs. barbarie.

Y si, la violencia que se ve y se vive es una realidad, y a todos nos da mucho miedo todo. También, sí, nos da bronca tener que pagar cuando estacionamos el auto en la calle. Aunque podría verse como una forma en que se las rebusca esa gente que tiene menos espectro para buscar. Pero lo que me llevó a reflexionar no fue eso. La gran pregunta que me surgió fue: ¿Qué pasó en el país esta última semana para que de repente y de forma inesperada, los cuidacoches hayan decido alzarse de forma violenta contra nuestra querida clase media que respeta la ley y paga sus impuestos?

¿Acaso de un día para el otro decidieron revelarse y arremeter contra nosotros, los ciudadanos de bien? Me pregunto: ¿Tengo que tenerles miedo? Y me repregunto: ¿Son los cuidacoches el nuevo eje del mal, germen de la violencia y la delincuencia?

Cuidacoches violentos hubo siempre, así como hay gente violenta en todas las disciplinas y en todos lados. Simplemente, esta semana algunos decidieron repetir esta noticia en el diario y en la tele para que todos odiemos a los “trapitos”, y quizás en una de esas, consigamos que algún intendente fumigue los cordones de las veredas para que se desintegren sin dejar olor.-




Comparto una reflexión interesante:


"Los monopolios generan reacciones sociales como la de penalizar la pobreza y las protestas sociales, señalan a los jóvenes como responsables de todos los males que sufre la sociedad, y han desatado campañas para reclaman más "seguridad" contra los "chicos de la calle" y de las villas que, por ser pobres y de piel oscura, se les señala como delincuentes. Se pide bajar la edad de imputabilidad.

Esos medios informativos destilan violencia a través de sus programas y desinforman en lugar de informar, pero no preguntan a ninguno de esos chicos que viven en la calle y que son violentados y marginados de la sociedad, "cuál es su seguridad". Esos jóvenes son considerados no personas y los invisibilizan cuando les conviene a esos medios perversos".

Adolfo Pérez Esquivel

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